Juan Albornoz y su esposa Edith Piccineti todavía esperan que se haga Justicia por la muerte de su hijo, Matías Albornoz Piccineti, el adolescente de 16 años que en mayo de 2017 recibió una puñalada mortal en un confuso incidente que se registró en el centro de la ciudad.
Matías iba al Gymnasium y era un amante de la música y de la danza. Le decían “Pave” y por su forma de vivir, sus compañeros y sus pupilos del colegio lo amaban. Ese 19 de mayo intentó separar una pelea. Habían atacado a un amigo suyo en pleno centro. Pero la reacción en su contra fue brutal. Recibió un certero puntazo en el corazón. Falleció al día siguiente, 24 horas antes de cumplir 17 años.
“Mi hijo se preparaba para ingresar a medicina, también quería seguir con su música y su danza, el es profesor, era profesor perdón, y sonaba con tener su banda, seguir estudiando, poner estudiando, tenía tantos proyectos que quedaron truncados”, recordó su madre en una nota realizada por "Panorama Tucumano".
Su padre aseguró que su hijo nunca tuvo problemas con nadie: “Matías era un chico alegre, sonriente, servicial, siempre ayudando a los compañeros, a sus pupilos, siempre solidario, hasta con personas que no conocía, dando una mano, estando”.
“Si tendríamos que volver a elegir, elegiríamos otra vez el Gymnasium. Son solidarios entre ellos, tienen buenos valores. Cuando él era chiquito, cuando entró al colegio, tenía miedo de dormir en la oscuridad, y después de su primer campamento eso cesó, se lo enseñaron sus tutores. El amaba el colegio, amaba a sus pupilos. Él quería ser así, y logró ser así”, coincidieron los padres de la víctima.
Piccineti se lamentó que hay limitaciones en la ley en cuanto a los menores: “En realidad de alguna forma tiene que haber justicia. ¿Qué siento yo? Trataron el caso de la muerte de mi hijo como si fuera un hurto, un simple robo. Así trataron un homicidio. Si bien la ley penal de menores dice que son no punibles, pero sí culpables, de alguna forma se tiene que hacer justicia. No es el primer caso de un menor que comete este tipo de delitos. Pero mi hijo también tenía 16 años. Entonces, ¿a quién favorece? ¿Al menor que va armado, que mata, o a la víctima?"
"La delincuencia está tan naturalizada que vamos a terminar en que forjemos delincuentes no personas de bien. Cuando fuimos al juzgado de menores a pedir que la muerte de Matías no quede en la nada, que por lo menos se apliquen medidas tutelares ejemplificadoras, que sirva de algo para la sociedad, o para los adolescentes, no. No recibimos nada. Estamos peor, y en realidad sí tiene que cambiar”, concluyó la madre.